domingo, 10 de agosto de 2014

HAZ LO QUE DIGO, HAZ LO QUE NO HAGO

Desde que tuve a Txell, mi primera hija, estoy aprendiendo a ser mamá. Y ser mamá no es sólo nutrir, jugar y acompañar, sino que también es volver a recordar y sanar situaciones que tenía encerradas bajo llave, dentro de mi corazón, porque sabía que si salían me iban a remover y doler.

No te olvides de que tu hijo te da la oportunidad de recordar lo que se te olvida de adulto; como revolcarte por la arena de la playa, mancharte la ropa pintando, reírte hasta que no puedas más de dolor de barriga y volver a jugar y a leer historias fantásticas, que te explicaban de pequeña.

Cuando era una niña, recuerdo que ir al cuarto de baño era todo fantasía para mí. Era mi lugar favorito para dar rienda suelta a la imaginación, inventando historias, cuentos y diciendo en voz alta lo que nadie quería que escuchara. Pues es curioso, porque ahora de adulta también lo es: cuando tengo ganas de llorar o de pegar un grito para desahogarme, para allí que voy.

También hay situaciones desagradables en el recuerdo. Tantas veces escucho a padres que dicen:“a mí me pegaron cuando era un niño y no estoy tan mal, así que porque le pegue a mi hijo un buen cachete no le va a pasar nada”.

Pienso que detrás de esas palabras se oculta el querer sanar nuestro niño interior que, a través de nuestro hijo vuelve a aparecer. Es mucho más cómodo pegarle y no asumir ninguna responsabilidad sobre nuestros actos (ya que con nosotros lo hicieron), que escucharte a ti mismo de niño y sentir lo que sentías para hacerte cargo de las emociones que te provocaba y trabajar con el objetivo de cambiar ese patrón de conducta.


También hay más ejemplos que veo en los que nuestros hijos pueden enseñarnos. Si tú estás rellenito, con barriguita pero es tu hijo quien ha engordado un poco, tiendes a decirle: “No piques, deberías controlarte”.Esto quiere decir que prefieres no observar tu cuerpo ni ver que tienes que adelgazar. Sin embargo, a tu hijo sí que se lo dices. ¿Por qué a ti no?

Otra situación de auto-aprendizaje sería con la dichosa tecnología… Imagínate que estás todo el día enganchado al móvil o en casa ves mucho la televisión y cuando ves que tu hijo lleva un buen rato, te preocupas y dices: “ay que ver, este niño se queda hipnotizado, se podría estar horas”. Coges y se lo quitas pero tú sigues con el móvil. ¿Qué tal si nos paramos a pensar las consecuencias de nuestros actos?

En este mes de agosto, te invito a que pongas los cinco sentidos en esas oportunidades que te brinda tu hijo, para así escucharlas y probablemente, comprenderlas. Crecerás interiormente y quizás rompas algunos bloqueos emocionales de tu infancia que tenias guardados para no remover tu corazón.

Que tal si empiezas por cambiar parte de la frase de este post; HAZ LO QUE NO HAGO por HAZ LO QUE HAGO!!

Tú, tu hijo y tu familia formáis un gran equipo.

Felices vacaciones!!

Un gran abrazo,

Meritxell



1 comentario:

  1. Así es Meritxell, tu si que sabes que el ejemplo es el mejor maestro de todos, ya q los niños aprendes más por imitación. Gracias x el post. Bs

    ResponderEliminar

Habla desde el corazón